CUANDO MUEREN LOS PLANETAS

Las 4 estaciones de tu boca

Cada tantos amaneceres, al comienzo del día,

Siento una cometa elevando a mi corazón,

Como recordando una antigua felicidad:

La dulzura y suavidad del pan del colegio.

El persistente olor de los eucaliptos frescos.

El crujido de las hojas amarillas y secas.

Así, como una joven cometa anudada a mi corazón,

Es como regresa a mi boca la urgencia de la tuya.

Y la imagino dulce como ciruela en verano,

Y esquiva como altos jardines colgantes.

Boca roja de Babilonia,

Roja de sangre de toros y azucenas frescas.

Boca despierta a la fiesta y al pecado.

 

Cada tantos soles, en cielos despejados,

Siento una voz extranjera hablando a mi corazón,

Prometiendo con mil lenguas tiempos mejores:

De rosas amarillas cerradas como cofres de oro.

De irregulares fuentes de piedra y agua fría.

De tu mano amiga cerrándose sobre la mía.

Así, como una dulce voz de falso profeta,

Es como regresa a mi boca la promesa de la tuya.

Y la ansío sagrada como un relicario,

E incomprensible como las formas de su vapor.

Boca púrpura de Persia.

Púrpura de letra impresa y violetas al sol.

Boca satisfecha de oscuros milagros.

 

Cada tantos atardeceres, al final de la jornada,

Siento el antiguo dolor y el canto de la serpiente,

Anunciando nuevas soledades y distancias:

De paraísos acariciados en el exilio.

De diálogos reducidos al silencio.

Del perdido brillo de una tarde de sol.

De mi abuelo muerto diciéndome adiós desde la orilla del sueño.

De la triste costumbre de olvidar tu voz.

Así, como un silbido entre las primeras manzanas del mundo,

Es como regresa a mi boca la sombra de la tuya.

Y la acaricio distante con la mirada,

Como un condenado sueña con barcos de salvación.

Boca color ceniza de Roma.

Color ceniza porque cada nuevo incendio me lleva a ti.

Boca final de un laberinto no caminado aún.

 

Cada tantas lunas, al final de la noche,

Siento un relámpago iluminando torvamente mi corazón,

Trayendo con las aguas del espejo dramáticas verdades:

Que los años nos han cubierto de olvido,

Como una Pompeya, como un Ármero, luego de la muerte.

Que el tiempo nos hace correr como manecillas,

Inencontrables en ninguna hora, en ningún tiempo.

Que me siento cansado de elevar mensajes de humo,

Desde la orilla de mi mundo hacia el tuyo.

Así, como un relámpago seco en mi corazón anochecido,

Es como regresa a mi boca la verdad de la tuya.

Y la niego como un réprobo niega su salvación.

Boca amarilla de Palestina.

Amarilla de desiertos que no conducen a ninguna Tierra Prometida.

Boca imposible, boca hecha frontera, boca intraducible,

Como línea roja que dibuja el horizonte sobre la amplia nada.

 

 

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