CUANDO MUEREN LOS PLANETAS

29 horas

Amor mío, mi constante amor,

Tus piernas son mi camino de Santiago de Compostela

donde cada paso es mi penitencia y mi redención.

Llegué a ti sediento de amor,

hambriento de amor,

temblando de amor,

como un peregrino de ciudades lejanas

que sueña con ser dulcemente crucificado en las arenas de una tierra bendita.

Marco a besos cada milímetro de tu piel,

como un beduino que besa con fervor

las arenas de Palestina, ciudad amada y distante;

como un paraíso entrevisto al final del sueño

y todavía brillante con las luces del amanecer.

Amor mío, mi infinito amor,

tu boca es mi abismo, mi caída y mi asunción.

Beso tus senos con hambre de vida,

como si fueran el último día de sol antes del invierno,

como sosteniendo un sorbo de agua del Jordán

antes de iniciar la travesía del desierto.

Así guardo en mi boca cada recuerdo e instante tuyo,

como un odre guarda el vino con su aroma,

su dulzura, su amargura y su corazón de madera y uva.

Amor mío, ciego amor mío que también con tu luz me ciegas,

esta noche caminamos juntos de regreso al Paraíso, desnudos y a oscuras,

apenas guiados por el canto antiguo de las serpientes

y el olor de las manzanas frescas.

Amor mío, desahuciado amor mío,

en cada beso, en cada caricia, en cada lengüetazo,

voy dejando a navajazos mi alma sobre tu piel,

como escanciando la sangre de mi corazón,

arrastrándome sobre tu cuerpo,

dejando atrás mi vida, mis certezas y mis antiguas patrias,

convirtiéndome en otro hombre,

en un hombre sin pasado, sin sombra y sin cicatrices.

Amor mío, bendito amor mío,

como un náufrago encuentro la vida sobre tu cuerpo y tu palpitante corazón,

sintiendo como debajo sólo habita el oleaje, el caos y la profundidad.

Tu amor me salva, me resucita, me ilumina y me desangra suavemente.

Tus besos abren mis ojos y únicamente veo luz.

Siento la respiración serena del Dios,

como un silbido de serpiente hecha sabiduría,

como una dulzura de manzana verde recién cortada

como un estremecimiento de atardecer en el campo;

así siento el aliento del Dios cruzándose con el mío en tu boca,

mi amor, mi sagrado amor.

error: El contenido está protegido.