LA HIDRA

34 santos

Esta noche el mundo es un lugar menos valioso

Porque ha muerto un hombre santo.

Uno de sus vecinos es incapaz de recordar su rostro,

Y otros miles compartieron su silla en el autobús.

También su mujer a veces lo odió en secreto,

Porque el cotidiano amor también permite el cotidiano odio.

Alguno de sus hijos le recuerda con resignada furia.

Y solamente un par de documentos legales conservan su nombre.

Tan anónimo y sin relieve como la brisa sobre el agua.

Tampoco él mismo tuvo conciencia

De haber sido un hombre santo para Dios.

 

Cuenta una leyenda que existen 34 hombres santos

Quienes justifican la existencia del mundo ante su Creador.

Noé es el más visible en toda la historia,

Seguramente para confirmar la veracidad de la leyenda.

El resto son anónimos y sin el menor rasgo que los identifique:

Un hombre que remienda calzados en Bagdad

O un niño jugando con la arena cerca del mar,

Suman en los treinta y cuatro animales sagrados para Dios,

Quien es feliz con sus ocurrencias y triste con sus desventuras.

 

Alguno de ellos no ha tocado nunca un libro sagrado

O jamás ha musitado una oración.

Ninguno de ellos comprende ni sabe de su valor.

 

Treinta y cuatro santos que con su simple respiración,

Justifican cada grano de arena y nuestros destinos.

Esta noche el mundo es un lugar menos valioso

Porque ha muerto un hombre santo.

Otro anónimo le reemplazará en su secreta labor,

Completando el número mágico para Dios,

Preciso para el mundo.

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