LA HIDRA

La esperanza de la piedra

El tiempo es el mar.

Nosotros las piedras.

Piedras que conjuran amor para hacer menos breve el mar.

Piedras que escriben libros para recordar que siempre serán piedras.

Piedras que engendran más piedras

Porque creen que el mar de piedras debe ser llenado.

Piedras que sueñan con cielos e infiernos

Porque tienen esperanza que hay algo más allá del mar.

Leones de piedra, pájaros de piedra, peces de piedra.

Pero al fin y al cabo, piedras.

 

Sospecho que Dios no es la suma de las piedras y el mar.

Sospecho que Dios no es la suma del infierno y el cielo.

Intuyo que Dios es la progresiva negación del Todo.

Todo aquello que dejamos y olvidamos,

Pertenece al reino de Dios, el reino de lo inamovible:

La infancia perdida, el sueño que no recordamos,

El grito que nunca nace y la lluvia que muere.

 

Nuestras son las probabilidades:

La fruta en la semilla, el vientre vacío,

La noche que aún no es día, esta página en blanco.

Variables del miedo y la esperanza de los hombres.

 

El mar me envejece,

Implacable me desgasta, dejando sombras por doquier.

Mi esperanza es abandonar la piedra,

Deshacerme en la arena que nada es,

Pero que instante a instante,

Empieza a ser la arena del Tiempo de Dios.

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