LA HIDRA

La fe de la cucarachas

Siempre el oscuro principio de las cosas es la fe.

Como una débil luz asomada desde el abismo.

O una soñada rosa del desierto,

Con pétalos de arena y espinas de sombra.

La fe es ese cabo de vela encendido,

Insistente luciérnaga que promete soles

En la amplia noche sin horizontes.

La fe siempre proyecta muchas formas,

Como las vacilaciones del fuego ardiendo.

El beduino que besa el agua en sus manos.

Aquél que ve el mar y siente profundidad en su alma.

El cristiano que perdona su espada después de la Cruzada.

Aquél que posee un libro como llave de otros mundos,

Más antiguos y con raíces que se embeben de sueños y muertos.

Las formas de la fe son infinitas y nos superan en número.

La fe sobrevivirá a nuestra sangre pagana o piadosa,

A nuestra carne y huesos que cesan y al pelo y las uñas que jamás.

Cuando en la noche los planetas mueran y las estrellas renazcan,

Cuando nuestras ciudades desciendan al polvo y la ruina,

Cuando el mar quede vacío de los grandes barcos,

Cuando la voz humana se ahogue en el murmullo atroz de las cucarachas,

Y aún así, siempre habrá fe, sin importar en quién, qué y dónde.

Como una hiedra temblando de veneno o un corazón que palpita muerte.

Como violenta grieta de luz que rasga las velas de la noche.

error: El contenido está protegido.