LA HIDRA

Poema de fin de siglo

El universo de cada hombre

Tiene el tamaño de su memoria y sus palabras.

 

Cuando digo Colombia,

No importa desde qué mar, desierto y lejanía,

Allí también estará mi patria,

Porque Colombia son mis manos y mi voz.

Mis manos funden el hierro de las balas que disparan

Para construir imprenta: letras y memoria de hierro

Para nunca olvidar el pasado, de hierro y sangre también.

 

Un pueblo canta unido esta noche,

Y la noche se ilumina con el canto,

Que no es de soles ni estrellas,

Sino de mordazas y silencios.

Un pueblo canta unido esta noche,

A pesar de las balas que ahogan su garganta,

Porque sabe que el canto es memoria,

Y que callar un muerto es matarle dos veces.

 

No estoy solo en mi grito, en mi esperanza:

Mis hermanos muertos son estrellas en la noche.

Las tumbas no pueden callar el fuego.

Ellos no son estrellas porque estén lejos,

Sino porque su fuego ilumina mi oscuridad.

 

Sólo ten calma, hermano mío:

Ser librepensador es otra forma de exilio,

Más íntima y universal.

Las horas pasan, el siglo está muriendo

Y América aún duerme.

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