El regreso de los astros
El pardo lobo levantará su hocico muerto
Para aullar a la luna anterior a parcas y runas.
Héctor caminará la arena esperando la espada de Aquiles.
Judas cobrará treinta monedas y buscará el campo del alfarero.
Un anónimo deberá perder sus ojos para escribir la Odisea.
La ergástula medirá dos veces la misma agua,
Dos veces Sócrates ofrendará un gallo a Esculapio.
Alguien trazará el círculo de Arquímedes para morir en Siracusa.
Como flecha irrevocable al destino del arco empuñado,
Una mujer me deparará el amor y no sabré agradecerlo.
Renacerá el Minotauro para liberarse en la espada firme de Teseo.
En una sartén palpitarán las entrañas de un pez al morir Cristo.
Caldea entregará su mitología de becerros a las llamas.
Un 15 de marzo correrán ríos de puñales por las entrañas del César.
Los mismos laberintos de sangre engendrarán mi rostro y sangre.
Regresarán por leña para prender la hoguera de Giordano Bruno.
La moneda que hoy perdí, mañana la encontraré en un museo.
Miraré con renovado asombro el milagro del fuego y el ajedrez.
Mi rostro proyecta otro rostro en el espejo de un tiempo lejano.
Otras estrellas me iluminarán cuando escriba este olvidado poema.
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